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lunes, 6 de julio de 2009

¿Manipulación?

Caminaba en la fría y oscura noche; sus ojos azules parecían reflectores de los cuales te enamorarías al verlos, sólo el ruido de sus pasos en el pavimento acompañaba en aquel silencio en la ciudad de Manhattan. El compas del viento nocturno hacían bailar aquellos cabellos oscuros, su sonrisa de malicia hacia contacto con su ser. Melanie antes de cumplir las órdenes de “su maestro” tal vez quería jugar un poco…sí su juego preferido: la manipulación. Claro desde pequeña siempre la trataban así…¿por qué no podía? El eco de sus pasoso ceso…Eso significaba que había llegado a su destino.
Espero un tiempo, lo suficiente para plantear el plan de su “juego”. Un hombre salió tenia un abrigo de piel, no bastaba con decir que era rico. Sonrió al ver el hermoso rostro de la mujer que le entregaría a su encargo.
— ¿Lo trajiste? — preguntó indiferente. Su tono de voz era ronca, ese sujeto tenía mayor edad de lo que aparentaba.

— ¿Tienes miedo de…morir? — preguntó ella acomodando un mechón de su cabello…El comienzo de su plan empezaba. El rostros del hombre se endureció, no dijo nada, sus labios formaron una pequeña sonrisa de incredulidad.

— Simplemente…se rio a carcajadas. Ella lentamente de su abrigo extrajo un objeto, negro y largo; el hombre se quedo sin habla…Era un arma, ella sonrió y apunto en el.
— ¿Qué Pla…planeas? — balbuceó el hombre con su mirada fija en ella. Sólo se limito a sonreír.

— Dime… ¿tienes miedo?


— De que hablas.

— ¿Eres lo suficientemente “vil” para darte el maletín?...¿A pesar de amenazarte con un arma? — Lo manipulaba. Melanie salía ganando…quería jugar. El sudor se perlaba en la frente del hombre y sentía su respiración bastante agitada. ¿Por qué? Se preguntaba el mismo. Negó la cabeza—Lo sabía— musito ella mientras se dirigía hacia el — Débil, cómo los demás — hizo un gesto en su frente— no vuelvas…Solamente le quitas tiempo a el— se acerco hacia su oído— Dame lo que tienes. No dijo anda más.

Melanie tenía pensado muchas cosas, las cuales una de ella era su “juego” ¿Por qué? Hasta ella se preguntaba. Tenía todo ya acabado, y eso la consolaba, empleaba lo que ella le habían empleado y se reía de ello. Se molestarían pero daba igual. La manera para esto era única, seria, ingeniosa, ¿malvada? Pero nada valía la pena. Sonrió. Mientras que en el infinito silencio se rompía gracias a los pasos de una mujer satisfecha por su cometido.

2 comentarios:

  1. GUAU!!!!!Empece a leer y me olvide de respirar...esta buenisimo.TE FELICITO!!!!!segui asi.Besos

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  2. Hola Diana,te deje un juego en mi blog.Besos

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