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lunes, 2 de noviembre de 2009

Lagrimas de sangre

Todos los dias, todos los dias las mismas cosas, la misma rutina. Despierto, Juana que es mi mujer hace el desayuno. Haciendo una salsa con chile y tomate en un molcajete, con el metate las tortillas en el comal haciendose. Con su mirada trsite, era bastante, bastante pobreza.
-Magdalena, chamaca ya levantate- mi mujer intenta despertar a su hija y tambien que es mia. Acostada en el petate cubriendose con el rebozo de su madre. Toda adormilada despierta, con sus trenzas desordenadas y con su vestido blancon con flores. Me mirada soñolienta.
-¡Juana, sirveme de comer!- demandé, mientras me servia en un posillo un champurrado de elote con un tamal de nopales con salsa verde. Todos los dias era lo mismo. Ya que, este anciano no sirve pa´nada, que solo mi hijo me ayudaba con la cosecha. De tan solo quince años, un escuincle apenas. Solo arreando la tierra con el azadon. Claro que tenia que aprender pero con el. La mirada agotadora del cubierto de sudor. Limpieandose con su paleacate y yo, viendolo sentado en la orilla de mi jacal. No era más que todo los dias lo mismo. Lamentandome de ser pobre, de ser anciano, de ser debil.
- Vamonos mijo- dice mi señora cargando dos zopilotes que habia traido consigo en el mercado. Intantaba animarme, asentí y entre al jacal. Me sente en el petate. Tome un elote y me lo estaba comiendo, mientras que Magdalena ayudaba a su madre a pelar los zopilotes.
- Tata unos señores quienren verlo.
- ¿pa´Que?
- Pues, dice que pa´ arreglar las tierras.
- Han decer del gobierno Constatino- Dice mi señora en medio del silencio. Sali de allí y vi a cuatro hombres del gobierno, nos miraban con repugnancia. No hice caso, pues aquí., simepre nos trataban asi.
- Que quieren – dije sin rodeos, no soy tan burro pa´darme cuenta de que esos señores no tenían buenas intenciones.
- Lo siento pero el gobierno dice que no tiene dineros para pagar los gastos de la tierra- me dio un papel, lo malo esquié no sabia leer- Lo sentinmos pero no…
-¡Estas son mis tierras!- dije arrugando el papel- No se de que hablan pero son mis tierras asi que vayanse y lno vuelvan- me di la media vuelta pero antes de eso, un ruido se hizo presente , volteé y un grito de mi hijo me hizo reaccionar.
- ¡Tata!- fue lo ultimo que oí, eseo infelices me habian disparado pero Mi hijo Pancho me defendio… No.
-¡Pancho!- el grito de mi señora fue tan desgarrador, que no era necesario saber que estaba muerto. Me levante ya que estaba tirado con el cuerpo de mi chamaco. Juana y Magdalena corriendo pa´a ver a Pancho.
- Malditos asesinos- murmuró Magdalena pero pa´ellos no le importo, la golpearon con su arma.
-Dejanla- Dije tomando el azadon, estab a punto de pegarles pero un golpe seco me hizo caer. Me habian golpeado en el estomago. Tome aliento, esto era todo mal.
-Escuchame bien Indio- dijo jalandome los pelos- mañana esperemos que no esten aquí si no lo pagaran-dice mientras se montaban sus caballos.
Yo solo me levante ayudando a Magdalena y juana estaba arrodillada junto con Pancho, llorando, giminedo, pidiendole a dios qaue no fuese cierto. Maldita pobreza, todo lo que causa. Mi chamaco, mi pancho, de tan solo quince años muerio ese dia y no el mismo. Cuanto rogaria que fuese un dia antes o años antes. Sin que esto pasara, pero al verlo alli tirado, con la sangre brotando. Manchando su camisa de manta; mire de nuevo, la lluvia comenzaba y ella lloraba conmigo a lágrimas de sangre.
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NO ESTPY DEPRIMIDA pero es que era un cuento que hice para m i tarea con indigenismos (H) además esta bonito (pienso yo) asi que aki ta jajajajaja ademas dos chavas lloraron cuando murio el pobre niño aun asi que perfecto y le gusto la mestra wiiii